A finales de año, China inaugurará el puente más alto del mundo, el de Beipangjiang, que se eleva a 565 metros de altura sobre el cañón del río Nizhu, en la provincia occidental de Guizhou. Servirá para la continuación de la autopista G56, que conectará esta provincia con la de Yunnan, y en su construcción, que se ha prolongado durante tres años, han participado unos mil ingenieros y trabajadores.
Beipangjiang supera la barrera de los 500 metros de altura de otro puente chino, el de Sidu, construido en 2009. Éste representaba, hasta entonces, el mayor triunfo de la construcción de puentes en China, que desde 2003 han superado constantemente el récord de altitud que, hasta 2003, ostentó el Royal Gorge, en Colorado (Estados Unidos).
Los puentes de Guizhou
El puente de Beipangjiang puede ser el más alto del mundo, pero no es el único que hay en la provincia de Guizhou. El trazado de más de 2.900 kilómetros de la autopista G56, desde las cercanías de Shanghai hasta casi la frontera con Birmania y el Tíbet, la lleva por el corazón de esa región, cuya orografía y mala red de carreteras convertía en toda una aventura atravesarla. A partir de 2011, el gobierno chino empezó a levantar puentes para salvar, sobre todo, los cañones del río Beipan.
Hay una treintena de puentes en la provincia, incluyendo los que todavía están en construcción, y entre ellos no sólo se cuenta este puente de Beipangjiang, sino que también está el puente ferroviario más alto del mundo, el de la línea Shuibai (275 m. de altura), o ya en Yunnan, el puente colgante también más alto del planeta, en Puli, a 154 metros sobre el río Gexiang.
Este nuevo puente de Beipangjiang medirá 720 metros de largo y es la segunda inauguración de una espectacular construcción de este tipo en China en este año, después de la apertura del puente con suelo de cristal en las montañas Zhangjiajie, a 360 metros de altura. Sin embargo, éste no pudo mantenerse abierto durante mucho tiempo; las autoridades tuvieron que cerrarlo ante la excesiva afluencia de turistas.