La llegada sorprende. Es que luego de pasar eternos minutos contemplando desde la ventanilla del avión la desolación que ofrece el desierto de Mojave, en el estado de Nevada, resulta extraño encontrar de golpe, ese enorme oasis de cemento y modernidad que desentona por completo y que se levanta por kilómetros, mientras todo alrededor es marrón y ocre.
Sin embargo, ahí está. Seductora y enigmática, con su perfil ultramoderno y su ritmo incesante. Muy lejana del estilo pueblerino de sus primeros años. También está lejos de aquel perfil que mostró cuando comenzaron a proliferar los casinos, de la mano del juego autorizado, a mediados de 1930.
Claro que cambió. De ciudad del pecado, como era conocida hasta hace unos años, a capital del espectáculo. La transformación ha sido paulatina, pero radical. En eso mucho tuvieron que ver, por un lado, el profundo trabajo realizado por las autoridades locales, que se propusieron mutar la imagen sórdida que tenía el común de la gente sobre la ciudad, y por el otro, la llegada de capitales nuevos y de corporaciones multinacionales, que comenzaron a ganarle el espacio a los empresarios del negocio lúdico. Así se apuntó primero a los adultos que buscaban diversión más allá de los casinos. Y el próximo paso fue convertir la ciudad en un atractivo para toda la familia.
Aquí, una guía caprichosa pero útil para aprovechar tres días en Las Vegas.
Día 1. 10:00 am. Ruta diurna. Nada mejor para tener un primer acercamiento que hacer un recorrido durante el día y a pie. Lo ideal es iniciarlo por ese centro neurálgico que es Las Vegas Boulevard.
La famosa avenida, más conocida como The Strip, funciona como eje de la ciudad y a su alrededor se desarrolla la vida cotidiana. Ahí también se asientan los principales hoteles y resorts, los malls, los casinos, los resturantes… Todo parece estar concentrado en esos casi seis kilómetros atestados de carteles luminosos y construcciones increíbles, ya que cada edificio es único y parece seguir una temática particular: desde imitar grandes ciudades (París, Nueva York, Venecia) hasta crear mundos de cuento (Excalibur, Treasure Island) o construcciones ultramodernas (Wynn, Vdara) o recordar la historia (Luxor).
Otra pequeña maravilla es el City Center. Construido en medio de The Strip, esta miniciudad de 27 hectáreas comprende hoteles, centros comerciales, condominios, oficinas, galerías y más, con obras que llevan las firmas de los más prestigiosos arquitectos del mundo.
En medio de tanta caminata se puede hacer una escala para almorzar en Planet Hollywood.
6:30 pm. Desde Broadway. La superproducción musical que es un éxito en Nueva York, El rey león, se presenta aquí en una puesta impresionante en el Mandalay Theater, con parte de la misma compañía y bajo la atenta supervisión y dirección de la gente de Disney. El resultado: un show musical apto para todo público, con una puesta en escena impecable.
9:30 pm. Comida distinta. El renombrado chef Daniel Boulud presenta lo mejor de su cocina internacional en el hotel Wynn.
Con una carta basada en carnes y frutos de mar, tiene una oferta muy tentadora aunque los platos con pescados y mariscos son lo mejor. Además, las mesas están dispuestas frente a una minilaguna artificial con una cascada de casi 20 metros en la que cada media hora se ofrece el espectáculo acuático de luces, imágenes y sonidos Lake of Dreams.
12:00. De marcha. Para quienes gustan de las madrugadas, la noche puede continuar en Studio 54, una de las discotecas más renombradas. Perteneciente al MGM Grand, la electrónica comercial inunda las pistas en un ambiente muy bien logrado. El costo de las entradas ronda los 30 dólares.
Día 2. 9:00 am. Minas y desierto. Las visitas a las viejas minas de oro, con sus respectivos paseos por una parte del desierto de Mojave, son un clásico. Pese a estar demasiado ambientadas, el recorrido permite acercarse a la forma de trabajar y de vivir en la época de la llamada fiebre del oro.
1:00 pm. Almuerzo céntrico. Son varias las opciones para disfrutar de un bocado frugal.
Desde locales de cadenas de comida rápida hasta restaurantes italianos o japoneses, la oferta es grande. El precio promedio es de 15 dólares por cabeza.
2:30 pm. Naturaleza a un paso. En Las Vegas todo parece ser posible, hasta tener un pequeño zoológico y delfinario dentro de un resort. La propuesta de The Mirage, con su Siegfried & Roy’s Secret Garden, es justamente la de mostrar un poco de naturaleza en medio de tanto cemento. Tres gigantescas piscinas sirven de hogar para la media docena de delfines y también de escenario para que puedan realizar acrobacias. En el otro extremo de este jardín secreto se reprodujo un hábitat selvático para albergar tigres blancos y de bengala, leopardos, panteras negras, leones comunes y albinos, y otras especies exóticas. Visite: www.miragehabitat.com.
5:00 pm. Tiempo de relax. Después de tanto trajinar, nada mejor que entregarse al cuidado personal en alguno de los centros de salud que existen tanto dentro de los hoteles como fuera de ellos. Hay para todos los gustos y presupuestos
8:00 pm. Cena y arte. Si la idea es disfrutar de buena cocina en un ambiente distinto, Botero Steakhouse es el lugar. El restaurante comandado por el chef Marco LoRusso ofrece cocina fusión moderna y sofisticada en un ambiente recargado.
10:00 pm. Fremont Street. Bulliciosa, colorida, movida, por momentos caótica y hasta vertiginosa Freemont Street fue una de las primeras calles trazadas de la ciudad y la primera en ser pavimentada. En 1995 fue reconvertida en un paseo peatonal de cerca de medio kilómetro en cuyas veredas todo es posible: hacer compras, jugar en un casino, revolver souvenirs, tomar una copa en algún bar o simplemente caminar y disfrutar del permanente desfile de personajes que aquí se congregan. Pero la principal atracción no está abajo, sino arriba: su techo, a 27 metros, tiene unos 400 metros de largo, cuenta con más de 14 millones de leds y funciona como una pantalla gigantesca.
Medianoche. Juego. Ninguna visita a Las Vegas es completa si no se recorre y se juega, aunque sea solo una ficha, en alguno de los cientos de casinos que existen. Abiertos las 24 horas, estos paraísos lúdicos tienen características más o menos similares. Los más recomendables (por prolijidad, ambientación y pulcritud) siguen siendo los de los grandes hoteles. En las mesas se pueden hacer apuestas desde 25 centavos de dólar, mientras que las máquinas tragamonedas ofrecen fichas desde 10 centavos.
Día 3. 8:30 am. Vuelo inolvidable. Pocos recuerdan que cerca de Las Vegas se encuentra esa maravilla natural que es el Gran Cañón del Colorado. Enclavada en medio del desierto de Arizona, esta increíble formación de roca rojiza generada por la erosión del río Colorado durante millones de años tiene cerca de 450 kilómetros de largo y una profundidad que llega a los 1.600 metros, particularidades que la hacen única en el mundo y que sirvieron para declararla como maravilla natural.
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Las posibilidades de conocerla son varias, pero la que se lleva todas las palmas es sobrevolarla en helicóptero o en avioneta, ya que permite tener una perspectiva impresionante de su tamaño y profundidad. Los vuelos salen del pequeño aeropuerto de Boulder City (a unos 20 minutos de Las Vegas).
12:30 m. Comida rápida con estilo. Una pausa breve para recargar energías antes de seguir puede ser en el restaurante de comida rápida TLB Burguer del hotel The Mirage. Claro que no se trata de un fast food convencional, sino que aquí se ofrecen platos sencillos y rápidos, preparados al estilo gourmet, en una ambientación también particular. Imperdible la hamburguesa de salmón acompañada por batatas fritas.
2:00 pm. Compras. Como toda gran ciudad, Las Vegas tiene opciones para todas las necesidades en el rubro compras.
Desde los paseos comerciales de los hoteles, que tienen locales exclusivos de marcas de renombre internacional, a los mall y galerías del centro hay de todo para elegir.
Un imperdible es escaparse a los Premium Outlet. A unos 15 minutos del downtown, son más de 150 locales en los que se pueden encontrar las marcas más reconocidas en el mundo, con precios y ofertas interesantes.
7:30 pm. Cena temprana. Otro famoso chef local es Charlie Palmer, creador del famoso Aureole de Nueva York. Y como no podía ser de otra forma, trajo aquí una versión remozada de su criatura que se destaca no sólo por su carta, compuesta por platos de la cocina fusión con pescados y carnes, sino también por su impresionante cava vidriada vertical de casi 15 metros, que alberga unas 55.000 botellas. Para alcanzar las botellas cuenta con los wine angels, grupo de acróbatas que va trepando la torre colgado de cables mientras hace piruetas en el aire.
9:30 pm. Espectáculo soñado. Uno de los shows más novedosos de la ciudad, Le Rêve (El sueño), se desarrolla en una enorme piscina montada en el Wynn Theater. El elenco, compuesto por 70 artistas, da vida a un show vertiginoso de coreografía y acrobacia (tanto aérea como acuática), mientras el baile de las aguas le pone un toque distinto y personal.
Vía: El-Nacional