En 1631, el emperador Shah Jahan comenzó la construcción de una de las siete maravillas del mundo, el Taj Mahal, cuya imagen icónica siempre ha estado asociada a la blancura del mármol de sus paredes. Sin embargo, una amenaza se cierne sobre ella, se está tintando de verde, y parece que no podemos hacer nada por evitarlo.
La razón de este cambio en la coloración se la debemos a una plaga de mosquitos procedente del cercano río Yamuna. Se llama Goeldichironomus, y podría alcazar para siempre con la típica imagen de postal del Taj Mahal.
Debido a las continuas sequías, producto del cambio climático, hay menos peces, que son el depredador natural de este mosquito. Por ello, el mosquito se ha multiplicado sin control. Además, les han dado de comer: los vertidos de ceniza de un crematorio próximo generan depósitos de fósforo, una fuente de alimento inestimable.
Pero ¿cómo pueden unos mosquitos teñir el mármol blanco de verde? Sencillo, y escatológico: por las heces. Los excrementos de estos mosquitos son verdosas, y el Taj Mahal parece haberse convertido en su retrete. Limpiar esta suerte de moho, sin embargo, es muy agresivo para el mármol, de modo que, de momento, quizá lo mejor es no tocarlo. Bhuvan Vikram, de la Oficina de Arqueología de la India, reconoce que la limpieza se ha interrumpido después de que resultaran dañadas varias secciones del mausoleo.
En pocas palabras: o acabamos con los mosquitos, o se acabó la blancura del Taj Mahal.