Los momentos de crisis llaman a grandes decisiones: o aceleras o te quedas. Así parece que piensa el gobierno de Grecia cuando pone en marcha las obras para construir un circuito de Fórmula 1.
El circuito estará ubicado a 200 kilómetros de Atenas, cerca de Patras en el Peloponeso.
Si bien el proyecto es privado, del total de los 100 millones de euros que demandará todo el complejo y la puesta en marcha, 30 millones saldrán de las enflaquecidas cuentas del estado griego. ¿Qué pensarán los ciudadanos?
Por un lado, la situación local les obliga a todos a estrecheces, reducciones, recortes, apremios, sacrificios. Las cuentas no cierran. Por otro lado, estas obras generan muchos empleos durante su construcción.
Ciertamente, se agrega un punto atractivo más a la oferta turística sobre todo si se aseguran una plaza en el Campeonato mundial. Son miles los aficionados que podrían llegar de toda Europa para presenciar una carrera, dada su proximidad. Esos visitantes consumen entradas, noches de hotel, comidas, transporte, paseos, souvernirs. Eso es dinero que directa o indirectamente queda en el país.