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Qué NO debes comer en Buenos Aires

Argentina es bien conocida por su cocina cargada de influencias. Buenos Aires es un paraíso para los amantes de la gastronomía pero si te lanzas a comer …

Argentina es bien conocida por su cocina cargada de influencias. Buenos Aires es un paraíso para los amantes de la gastronomía pero si te lanzas a comer en restaurantes “populares”, puedes llevarte un gran fiasco. Aquí algunos consejos sobre lo que NO debes comer en Buenos Aires.

Pan untado con paté

En los restaurantes al paso, o parrillas populares, es bastante común que apenas te sientas te dejen sobre la mesa la cesta de pan acompañada de un platito con “paté casero“. Peligro. Ese paté suele ser una mezcla de origen bastante dudoso, aunque con toda probabilidad contenga las sobras de todos los platos del día anterior: retazos de carnes y verduras varias. Lo mismo podría aconsejarte sobre el “menú del día“.

Productos con huevo fresco

Si te parece pintoresca esa taberna al costado del camino, en esa esquinita de barrio, piensa que muy probablemente no cuente con un buen sistema seguro de refrigeración de alimentos. Tortillas, salsas o cremas que utilicen huevo fresco en su receta, deberían estar lejos de ti. La salmonella es una realidad. En cambio, en estos lugares probarás las mas auténticas empanadas, fritas en grasa aunque increíblemente livianas, que contengan huevo cocido.

Frutos de mar

Buenos Aires es una gran ciudad y encontrarás restaurantes con todas las garantías para probar los pescados y mariscos del Atlántico Sur. Pero lo que no tiene Buenos Aires, es cultura marinera por lo que será mejor que evites el “pescado del día” en una casa de comidas populares. No será mas que merluza congelada, casi la única opción conocida en estas cocinas de barrio.

Vino en copas

Te han hablado de los exquisitos vinos argentinos, y quieres probarlos. Una parrilla al paso no es el mejor lugar. Te ofrecerán una copa de vino del que nunca podrás descifrar su pedigrí, salvo que pidas una botella completa. Y si caes en la tentación del “vino de la casa“, terminarás tomando el más común caldo de tetrabrik al precio de un Gran Reserva. Pero no pierdas las esperanzas, muchas bodegas se han ido adaptando a los tiempos de escasez y ya ofrecen pequeñas botellas de 375 cl de buenos vinos.

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