Siempre existen lugares que en ocasiones escapan a las rutas turísticas más recorridas y que guardan tesoros de naturaleza e historia que bien merecen una visita.
En esta ocasión hemos elegido Hawaii para descubrir cinco “joyas escondidas” que en muchos casos los viajeros que recorren esta región dejan olvidadas.
Playa de Papohaku, Moloka’i:
No todas las playas de Hawaii están atestadas de gente. Situada en la punta oeste, al final de la isla Moloka´i encontramos una de las playas de arena blanca más grande de todo el estado de Hawaii. Se extiende a lo largo de más de tres kilómetros de largo y los días en los cuales hay más de seis personas, se puede considerar que está llena de gente.
Esta playa es un paraíso solitario para disfrutar del mar. Desde la misma disfrutaremos de unas bonitas vistas del canal de Kaiwi. Aquellos que deseen acampar en la arena, podrán hacerlo pidiendo un permiso estatal.
Mo’okini Heiau, el lugar de nacimiento de Rey Kamehameha, Hawai´i:
La aventura del rey Kamehameha, el más reverenciado de todos, comenzó en esta pradera azotada por los vientos en el Upolu Point. Fue la primera persona en unir las islas hawaianas bajo un solo sistema de gobierno. En la extensión de Mo’okini heiau, se localiza un templo eregido el año 480 d.c, a Ku, Dios Hawaiano de la Guerra. Un pequeño signo marca donde vino al mundo Kamehameha en 1858.
La “Habitación Azul”, Kaua’i:
Dentro de las profundas selvas del norte de Kaua’i, la “Habitación Azul” es un fondo de agua dulce que absorve los rayos solares, provocando un efecto de iluminación mágico. El verdor de la selva tropical contrasta con el azul intenso, el entorno está repleto de flores de cientos de colores. Encontraremos incluso una cueva que mantiene a resguardo este paraje fuera de los recorridos trillados.
Paliku Cabaña, Maui:
Mientras los miles de turistas hacen cada año la peregrinación crepuscular para recibir la salida del sol desde la cumbre del volcán Haleakala de Maui, existen posibilidades de hacer caminatas para adentrarnos cerca del cráter en el Parque Nacional Haleakala. Aparte de encontrarnos ante un paisaje poco transitado, repleto de conos de ceniza multicolor que explotan junto al camino, podremos disfrutar de hospedarnos en una de las tres cabañas que existen dentro del cráter.
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En concreto la Cabaña de Paliku ofrece una vistas únicas del interior del volcán, mientras contemplaremos a los gansos salvajes sobrevolando la niebla que se sitúa en las mañanas sobre las laderas. El coste por noche de una cabaña ronda los 60 euros.
El pueblo pescador de Kaunolu, Lana’i:
Más allá del espectácular y escarpado risco sobre las aguas del mar, se localiza un pintoresco pueblo de pescadores. En esta región, se encuentra el “Salto de Kahekili”, famoso por ser desde donde se tiraban los guerreros desde casi 20 metros de altura, para demostrar su valentía. Es un lugar excepcionalmente remoto, por lo que lo más sencillo para llegar hasta él es contratar una excursión con empresas especializadas. El costo apróximado ronda los 100 euros/día.